Me muerdes y sonríes mientras me miras de reojo esperando el contraataque.
Damos la vuelta al mundo dentro de las sábanas.
Te miro desafiante y das media vuelta para reírte.
Aguanto la mirada y te suelto un "ven que eres mía",
sonríes y dices que no, que solamente eres tuya.
Me vuelves a morder y, mientras me das patadas, yo muero a carcajadas.
Te acaricio todo el cuerpo hasta que dices "este culo es de mamá, no tuyo".
Me quedo extasiado, mirando cada una de tus curvas mientras tú
empiezas a tararear esa canción de Pereza. Esa canción de los dos.
Me gustaría parar ese momento y quedarnos a vivir en él.
Pero la batalla no ha acabado y seguimos peleando, tu mezclas a partes
iguales las patadas con las risas, yo la limerencia con las carcajadas.
Tiempo muerto, decido; mientras empiezo a cubrirte de besos,
para acabar en ese lunar. Ese pequeño rincón del mundo donde yo pierdo la razón,
me miras y sonríes, y me dices que "sí, ese sí que es tuyo".
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Hecho con mucho amor.