El 13 de noviembre de 2013 desembarqué en un país que se encontraba devastado tras el paso del Tifón Haiyan (Yolanda)en Filipinas. Llegaba con una maleta que no contenía ropa, tan solo estaba llena de ilusión y un sueño por cumplir. Efectivamente, me había recorrido medio mundo para cumplir el sueño que todo niño ha tenido alguna vez, ganarse la vida jugando al fútbol. He de reconocer que la situación que atravesaba el país estuvo a punto de echarme para atrás, pero ir fue la mejor decisión de mi vida, y no, no por el hecho de jugar al fútbol.
No es solo fútbol.