Te odio a ti, que estás leyendo estas líneas ahora mismo.
Odio al que no las lee porque cree que no son lo suficientemente buenas para él (y razón no le falta).
Odio al que no es bueno con los demás y odio profundamente al que no lo es consigo mismo.
Odio los muertos en vida que sólo se quejan, sin tan siquiera pensar en una solución.
Odio al que tiene una maldita solución para todo.
Te odio.