Yo agarraba el micro entre mis manos mientras apuraba el último trago de mi copa. Ajeno a todo, liberándome de todo los demonios que llevo dentro. Esos, que sin cadenas, vivían atados a mí. De los que por mucho que corriese, sin ningún rumbo fijo, no conseguía dar esquinazo; siempre me alcazaban arrollándome sin piedad. Preso de los besos del rock.
Browsing Category
Archive